
Comer: más que un acto natural
Aprende sobre la importancia del vínculo afectivo, la exploración de sabores y la convivencia familiar a la hora de comer.
Dar el pecho: la iniciación al placer de comer en compañía
Amamantar puede parecer un acto natural y simple, pero en la práctica, puede ser todo lo contrario. El recién nacido, ávido por alimentarse, se lanza hacia tu pecho, no solo para calmar su hambre, sino también para establecer un vínculo afectivo único.
Cada toma es una oportunidad para fomentar hábitos alimenticios saludables, un proceso que requiere tiempo y adaptación.
Es esencial que descubras la mejor manera de alimentarlo, ya sea a demanda o en intervalos regulares. Busca un lugar cómodo y crea un ambiente acogedor.
El contacto "piel con piel" es mágico; interactúa con tu bebé mirándolo a los ojos, hablándole y sonriéndole. Así, aprenderá que la comida es un momento para disfrutar y compartir.
Comer en familia, integrando al pequeño en las comidas
A medida que tu hijo crece, es importante integrarlo en las comidas familiares. Invítalo a la mesa y haz que participe en la preparación de los alimentos. Esto no solo le enseñará sobre la comida, sino que también fomentará su interés por los sabores y texturas.
Evita distracciones como comer frente al fregadero o mientras hablas por teléfono; siéntate con calma y muestra con tu ejemplo que comer es un momento valioso.
¡Qué platos tan bonitos!
Los niños son visuales, y la presentación de los alimentos puede influir en su apetito. Las “obsesiones alimenticias” son comunes; tu hijo puede preferir ciertos colores o formas.
Aprovecha este interés para ofrecerle una dieta equilibrada, aunque a veces se desvíe hacia comidas menos saludables. Recuerda que estas etapas son pasajeras y forman parte de su desarrollo.
Comer en el restaurante
Visitar un restaurante con un bebé puede ser más fácil que con un niño que ya camina. Ten en cuenta que los restaurantes familiares suelen ser más cómodos. Los niños pequeños pueden ser impacientes y tienden a jugar con los utensilios, así que asegúrate de elegir un lugar adecuado.
Maneras de comer
Los primeros años son un periodo de exploración. Los niños experimentan con la comida, descubriendo texturas y sabores. Es normal que hagan desorden; fomenta su curiosidad y permíteles experimentar.
La supervisión es clave, pero es preferible que disfruten de la comida, aunque eso signifique un poco de caos.
El ritual de saber lo que es
Los alimentos son fascinantes para los más pequeños. Su curiosidad los lleva a experimentar con todo, incluso con cosas no comestibles.
Es fundamental acompañarlos en sus exploraciones culinarias, redirigiendo su atención cuando sea necesario.
Comer, o el descubrimiento del mundo
La alimentación complementaria es un momento crucial en la vida del bebé. A partir de los 6 meses, comenzarán a mostrar interés por los alimentos sólidos.
Este proceso no solo implica la introducción de nuevos sabores, sino también un desarrollo de autonomía en su alimentación.
Comer, y más aún comer variado, ¡se aprende antes de nacer!
Desde el embarazo, el bebé comienza a prepararse para la alimentación. Las experiencias en el líquido amniótico y la leche materna influyen en sus preferencias alimentarias.
Aunque no hay certezas sobre la influencia de estas experiencias, se sabe que los recién nacidos ya reconocen los cinco sabores básicos.
Mientras descubre más y más sabores, el bebé sale a explorar el mundo
Cada nueva experiencia alimentaria ayuda al bebé a entender su entorno. Es probable que tus preferencias influyan en las suyas, pero no fuerces a tu hijo a comer algo que no le gusta.
Invítalo a probar nuevos alimentos varias veces; con el tiempo, es probable que desarrolle gusto por ellos.
Es importante seguir los consejos de los nutricionistas, pero…
Escucha a tu bebé y respeta su hambre y apetito. Si un día no quiere comer algo, no te preocupes; la leche puede proporcionar los nutrientes necesarios. Respetar su ritmo es fundamental para guiarlo hacia una alimentación equilibrada.
¡A comer!
El tiempo vuela, y tu bebé pronto se convertirá en un comensal más en la mesa. Compartir las comidas es un momento que marcará la vida familiar, lleno de satisfacciones y desafíos.
La edad de la primera vajilla
Hoy en día, los primeros utensilios del bebé son lúdicos y adaptados a sus manos. Aunque los niños pueden empezar a comer solos entre los 15 y 18 meses, cada uno tiene su propio ritmo. Permitir que tu hijo tome la iniciativa es importante, aunque a veces pueda ser un desafío.
Las aventuras en la mesa familiar
Las primeras comidas requieren paciencia. Cada niño tiene su propio estilo: algunos comen rápidamente, otros se distraen.
Recuerda que cada comida es una oportunidad para descubrir el mundo. Mantén la calma y disfruta del momento, aunque a veces se convierta en un caos.
Las cenas de diario: ¡bebés y padres con ritmos distintos!
Las cenas pueden ser complicadas después de un día agotador. Los bebés y los padres a menudo tienen ritmos diferentes.
Permite que tu hijo explore y disfruta de su curiosidad, ya que lo más importante es lo que sucede entre ustedes, no la limpieza de la mesa.
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